Diego Pacheco Barrera
   
 
  La música tradicional de la Sierra ecuatoriana



Por: Diego Pacheco Barrera(*)
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Es grato presentar éste material de apoyo que ya ha dado sus frutos pues, referencias a éste han sido utilizadas en tesis de grado de licenciatura y maestría en áreas como Turismo y, Música concretamente. Ha sido de utilidad a algunos de mis colegas guitarristas del conservatorio Superior "José María Rodríguez" en donde me lo han solicitado como referencia, por eso lo pongo a consideración pues de la música ecuatoriana aun falta mucho por escribirse. Recordemos que en la actualidad no se conoce el inmenso repertorio que nuestro país posee, o mejor dicho ha caido en el olvido. Y me refiero a composiciones que nada tienen que ver con obras como "El Aguacate", Pasional", etc. que son muy difundidos. Existe más de unas quinientas o seicientas obras musicales que aún "reposan" del furor que causaron hacia la primera mitad del siglo XX y que poco a poco, en lo que me fuere posible, pondré a consideración para que nuevamente sean conocidas. Mientras tanto y a breves rasgos nos encaminaremos al inicio de la senda musical del Ecuador.

En el Ecuador convergen diversas manifestaciones del pensamiento y concepción de la vida, y, en el campo de la cultura musical no se hace excepción siendo evidente el hecho de que junto a nuevas influencias musicales, importadas de Colombia, Argentina, Estados Unidos, Perú, Bolivia, Europa, España, México… con la música ranchera, tangos, milongas, rock, salsa, merengue, ballenato, bachata, heavy metal, la nueva trova, el new age, entre otros tantos, coexisten las últimas expresiones de nuestras raíces musicales, que a decir de quienes defienden ciertos “adelantos”, hoy se encuentran “fusionadas” con estos nuevos estilos y tendencia a fin de proporcionar a nuestra música una apariencia “renovada”. En la radio, es común escuchar música que antaño nació bajo la forma de Sanjuanito “fusionada” con un alegre ritmo de cumbia. De esta manera me parece que todos en alguna ocasión de seguro habremos escuchado el tema “La Bocina”, creado por Don Rudecindo Inga Vélez en su versión a ritmo de cumbia. De igual manera, hace tiempo al sanjuanito “Pobre corazón” se lo llamó con el mote la lambada ecuatoriana, “arreglo” que fue grabado en ritmo de Cumbia. Cosas como estas nos deben llevar a una reflexión, tanto a los compositores, los arreglistas e intérpretes, como también al consumidor final, que para nuestro caso es el público.

Todo esto nos lleva a plantearnos un primer problema: Hasta que punto a la música puede o debe llamársela folklórica, popular, tradicional, fusionada, estilizada etc. y sobre todo si esta nos puede o no identificar como pueblo y darnos un sello y matiz de identidad propia. El presente trabajo no tiene como fin específico criticar la labor de nuestro artista nacional, o más aún de nuestros arreglistas, ya que el solo hecho de hacer público un “arreglo”, una transcripción musical o, en su defecto una adaptación ya dice mucho del conocimiento musical de su autor, arreglista o transcriptor a lo que se suma el grado de conocimiento de sus propias raíces. Por este motivo, cabe preguntarse el ¿porqué una composición musical debe ser catalogada como música ecuatoriana? - en nuestro caso- ¿Tal vez porque fue compuesta en nuestro territorio nacional aunque con ritmo foráneo y siendo su autor de nacionalidad ecuatoriana? ¿Qué elementos caracterizan a la música de nuestro país? si convertir a un Pasillo, Sanjuanito, Albazo o Yaraví en salsa, merengue, “tecnocumbia”, bachata o rock-fusión, ayuda a difundir la música nacional y rescatarla del olvido? Debemos tener en cuenta que la música propia de nuestro país casi no es conocida por las actuales generaciones.

Oswaldo Carrión Ortega en su libro titulado “Lo Mejor del Siglo XX” nos dice: “haciendo un poco de historia, o deteniéndonos en cuanto a presencia, cambios y uso de los ritmos en los países, encontramos que muchas canciones creadas por connacionales, fueron hechas en ritmos variados - quizá extranjeros - que desaparecieron o no gustaron: habanera, carnaval, fox-trots, tango, one step, etc.; y que a lo largo del siglo XX se crearon también ritmos ecuatorianos que funcionaron poco tiempo y que después igualmente desaparecieron, es el caso del Ecuasón de Carlos Silva Pareja, el Bamboleo de Mariano de Latorre, Nocturno sentimental de Nicasio Safadi, entre otros.”

Esto nos demuestra que adaptaciones de esta naturaleza no prevalecen largo tiempo y no se, si son la forma de ser un medio para difundir nuestra cultura musical. Por eso, creemos que es necesario tener en consideración elementos de algunas formas musicales propias de nuestra región.

PASILLO



El término Pasillo significa paso pequeño. Se lo escribe en tonalidad menor y con una estructura bipartita. En cuanto a su origen, con seguridad tiene parte de influencia europea, sin dudarlo, más, algunos piensan que éste estuvo en Venezuela, en donde su ritmo era rápido, alegre, bailable enteramente, recibiendo su primera gran mutación al llegar a Colombia volviéndose sentimental y romántico: “...servía como ritmo de salón de baile. En la actualidad, en el departamento de Boyacá, Colombia, todavía se lo baila, obviamente el pasillo ligero”. Otros investigadores, plantean que cuando los europeos, a raíz de su advenimiento a tierras americanas, durante la conquista, trajeron consigo la música y las danzas que a la época estuvieron en auge (por ejm. La Courante que era una danza de movimiento vivo). De ésta manera, éstas músicas fueron asimiladas poco a poco por los nativos quienes a la vez de aprenderlas, iban recreándolas a su propia manera y en imitación a éstas, “inventando” otras nuevas.
A continuación un fragmento de una “Courante” del compositor Juan Sebastián Bach, cuyo movimiento vivo ya nos hace pensar en un pasillo, a tal punto que si le ponemos el acompañamiento de tal, casi tendrá un parecido con el ritmo ecuatoriano:

Luego de Colombia, el pasillo viene al Ecuador adoptando sus propias características: más nostálgico, de melodía más triste. Así mismo, conforme lo anota Oswaldo Carrión Ortega en su obra citada (Editorial Duma), “en el “ Primer Encuentro del Pasillo en América”, -realizado en septiembre de 1995 y promovido por Pablo Guerrero y César Santos-; …se llegó a la conclusión de que el pasillo llegó con el movimiento de independencia a nuestro país, pero no es exclusivamente colombiano, ni venezolano, ni centroamericano; lo que si es cierto es que el pasillo buscó espacio en América y lo encontró en el Ecuador, donde se nacionalizó. Existen pasillos en México, Centro América, Colombia, Venezuela”. En el Ecuador los pasillos de fines del siglo XIX eran rápidos, pero a comienzos del siglo XX se vuelve de tempo lento.

Con todo, esta forma musical ha subsistido hasta nuestros días aunque con algunos cambios en cuanto a los temas que se abordan en sus letras, debido a la gran influencia que en nuestro medio hoy tiene la música de rockola, que, naturalmente, dista mucho de aquellos primeros pasillos para cuyas letras generalmente se componían verdaderos poemas, a lo que se suman formatos instrumentales cuidadosamente escogidos. Morfológicamente, el pasillo está escrito en compás de tres por cuatro (3/4) . Se inicia con una introducción -que generalmente es de ocho compases, que posteriormente hace las veces de estribillo- Primera parte (A); Estribillo; Segunda parte (B); Estribillo, para, a continuación ofrecer algunas posibilidades: a) Retornar a la primera y segunda parte, cada una intercalada por el estribillo para luego finalizar. Como ejemplo cito los pasillos “Esposa” de Carlos Rubira Infante; “Acúerdate de Mí”, de Luis. A . Valencia, “Adoración”, de Enrique Ibáñez y Genaro Castro, entre otros; b) Luego del segundo estribillo, se procede a modular a tonalidad mayor como segunda parte, sea para retornar a la tonalidad original, o, terminar la composición en la nueva tonalidad (mayor), como ocurre con el pasillo “El Lírico”. En cuanto al tempo generalmente éste es uno solo dentro de cada composición. No obstante, compositores como Enrique Espín Yépez, crearon un tipo de pasillo en el que la primera parte es de movimiento moderado, para en la segunda parte convertirse en un movimiento más vivo (Allegro) y, retornar al tempo inicial. Como ejemplo podemos anotar los pasillos “Confesión”, “Nostalgias”, de Enrique Espín Yépez; “Tú“ del Dr. José Antonio Vergara. El pasillo de la sierra es más lento, de aire melancólico y triste. El pasillo de la costa por lo general es más rápido. También existen pasillos que fueron compuestos utilizando una tonalidad que luego es sometida a procesos modulatorios interesantes, como por ejemplo “Ojos Negros”, de Cristóbal Ojeda Dávila, ó “El Beso”, de Ramón Moya Alzadora, en donde, para mejor comprensión del lector, luego de la primera parte, tras la primera tonalidad (inicial) se toma a la dominante como tónica (I) para crear un puente modulante y regresar a la tonalidad original para seguidamente proceder a la verdadera modulación pasando por el IV grado (subdominante), produciéndose un cambio constante de tonalidades. También es interesante apreciar los pasillos compuestos para formato instrumental: “Reír Llorando” de Carlos Amable Ortiz; “Nocturno”, “Recuerdos” de Homero Iturralde; “Sólo Tú” del Maestro Carlos Bonilla Chávez; “Elvira” del cuencano Don Víctor Sarmiento Mora; “Mónica” de Guillermo Rodríguez; “El Espantapájaros” del Maestro Gerardo Guevara, entre otros, son ejemplos palpables de las posibilidades de esta forma musical.

A continuación insertamos un fragmento del pasillo “Reír Llorando” del compositor Carlos Amable Ortiz, en una adaptación para Guitarra sola realizada por Marcelo Pacheco:

En cuanto a su temática, las letras del pasillo tratan sobre el amor, la melancolía por la mujer amada; por el amor ausente o no correspondido.


ALBAZO

Este ritmo data de la época colonial, y es una danza criolla. Tiene ritmo festivo y generalmente está escrito en compás de seis por ocho (6/8), aunque también se lo encuentra en tres cuartos (3/4) y escrito en tonalidad menor. Su temática manifiesta sobre la tristeza, la soledad. En otras ocasiones sus versos están dirigidos a la mujer amada, el desdén ó, sobre la vida en el campo. Este ritmo está íntimamente emparentado con el llamado “aire típico” -que no es otra cosa que una composición tradicional, y que no se diferencia con el albazo en cuanto a estructura formal- de igual manera, se relaciona con el “capizhca” cuencano, el saltashpa, el cachullapi, la bomba. También se le ha encontrado similitud con la tonada chilena o “chilena”, la contra danza colombiana, entre otros. Su música a pesar de encontrarse en tonalidad menor, incita al baile.


Arriba: Ritmo de Albazo escrito para guitarra: PRIMERA CORCHEA: Pulsación simultánea de los tres sonidos con el pulgar que va desde el sonido más grave hasta el más agudo. SEGUNDA CORCHEA: Rasgueo hacia arriba con el dedo índice de la mano derecha. TERCERA CORCHEA: Ejecución simultánea de las notas la y mi con el dedo pulgar, hacia abajo; CUARTA CORCHEA: Rasgueo hacia abajo con el dedo índice, fuerte y apagando el sonido. QUINTA CORCHEA: Con movimiento hacia abajo, pulsación simultánea de la y mi, para finalmente en la SEXTA CORCHEA terminar con rasgueo hacia arriba producido con el dedo índice.

En cuanto a su estructura, consta de una introducción que luego hace las veces de estribillo, parte A; estribillo, parte B (Una modulación breve hacia el VI grado Mayor) para retornar a la tonalidad original, y posteriormente finalizar. En algunas ocasiones se repite toda la composición y, en ocasiones, se reprisa B para finalizar. Ocasionalmente el cambio transitorio se lo realiza sobre le III grado de la tonalidad original, y otras veces sobre el V grado Mayor.

Otros patrones rítmicos:

Se trata pues de un “anuncio de la fiesta”. Es común que antes de dar inicio a la primera misa de la mañana, en días de festividad religiosa especialmente, escuchar el “albazo” tocado en la madrugada por la banda de pueblo acompañado por el repique de campanas, por éste motivo su nombre, mismo que proviene de Alba.

“Si Tú me Olvidas”
(fragmento)
Autor: Jorge Araujo Chiriboga



En el presente ejemplo podemos observar que la secuencia armónica es la siguiente: Primer compás: re con séptima ( IM7); Segundo Compás: sol menor (IV m); Tercer compás: con dos alternativas: a) quedarse en re menor (I grado de la escala) o, b) Utilizar el acorde de Mi bemol Mayor para buscar resolver al I grado ( Re menor) descendiendo medio tono, al cuarto compás. Luego se repite la misma secuencia entre los compases quinto y octavo. Compás Nueve: Cambio transitorio a Si bemol Mayor (VI grado de la escala de re menor).

Por estos elementos, la melodía tiene un aire de tristeza que contrasta con el hecho de que quien baila este aire musical lo hace al son de una música bastante triste.

CAPIZHCA:

Como habíamos referido líneas atrás, muchos lo relacionan o lo asimilan al ritmo de albazo. Al norte de nuestro país, este ritmo aparece escrito con la siguiente figuración:

Así mismo, dentro de matemática del Capizhca, se abordan temas relacionados con lo social, lo ecológico, lo económico. Investigadores han planteado que el Capizhca es el único ritmo propiamente ecuatoriano.

TONADA

Tiene influencia indígena. Es un ritmo que no tiene similar en ningún otro país latinoamericano. Algunos piensan que se trata de una evolución que los mestizos al ritmo de Danzante y el Albazo. Otros investigadores sostienen de que se trata de una versión ecuatoriana de la cueca, ritmo tradicional chileno, por lo similar de su estructura; pero, la tonada a diferencia está escrita en tonalidad menor y es de movimiento más lento que la cueca. Esta forma musical está escrita en compás de seis octavos (6/8). De igual manera, consta de una introducción que luego hará las veces de estribillo. De igual manera, es una danza repetitiva formada por una parte A, intercalada por el estribillo; parte B; estribillo; modulación transitoria que nos lleva a la tonalidad de origen y, repeticiones.

La fórmula tradicional de acompañamiento es la siguiente:


Los temas que se abordan en este tipo de composición son temas de la vida cotidiana; la vida en el campo; a la mujer amada.





YARAVÍ:

Es una forma musical que proviene de la cultura incaica. Tiene un ritmo lento, de aire melancólico y, en sus temas se aborda la tristeza, el desengaño. Su nombre proviene de los términos arahuí, yarahuí, aravec; Según investigadores, originalmente se lo tocaba con el pingullo y el rondador. Así mismo, según el compositor e historiador musical, y pionero de la investigación histórica de la música ecuatoriana, Don Juan Agustín Guerrero Toro (n. 1818-1886), al referirse al Yaraví en su obra “La Música Ecuatoriana Desde Su Origen Hasta 1875” nos relata :..."las pasiones estaban encontradas, los sentimientos eran diversos, y, por supuesto, mientras los europeos, llenos de satisfacción, daban al aire sus tonadillas y boleros, los indianos, los desposeídos de su propiedad y abatidos con el recuerdo de sus padres, lloraban en las cabañas, manifestando su pena al son del pingullo y el rondador. Y he aquí el origen del Yaraví, de esa música natural como el tiempo de los patriarcas…El yaraví no tiene nada de fantástico ni hermoso, por lo contrario, es tan natural y sencillo como un suspiro, y falto de reglas músicas; no es más que la repetición de dos ó tres frases melódicas; de donde resulta la monotonía, por un solo tiempo, y sin más novedad que unas pocas notas que se alteran para variar la expresión…”. Conforme lo relatan Pablo Guerrero y Raúl Garzón (1993): “el historiógrafo español Marcos Jiménez de la Espada (1831-1898) solicita a Juan Agustín Guerrero que recogiera “todas las melodías indianas y populares” de nuestro país, para el Museo Madrileño de Ciencias Naturales, siendo luego estas publicadas bajo el nombre de Yaravíes Quiteños (1884). En esta publicación se recoge un total de 28 partituras que incluyen canciones religiosas muy antiguas que incluso subsisten hasta nuestros días”.

Está construido en base a la escala pentafónica (de cinco sonidos), y en compás de 6/8. Se trata pues de una forma de canción Prehispánica, a manera de un lamento. El yaraví ecuatoriano generalmente suele terminar con un albazo. A continuación presentamos un fragmento del yaraví “Puñales” de Ulpiano Benítez






SANJUANITO:

Se escribe en compás de dos por cuatro (2/4). De igual manera, su melodía es bastante triste pero su música se utiliza para ser bailada. Los temas que aborda en sus letras son amatorios, referentes a la vida cotidiana, la vida en el campo, a la mujer amada, entre otros.



FOX INCAICO:

El nombre de este ritmo no va muy de acuerdo con su génesis ni con su tipo de ritmo o país en el que hace presencia, pues para comenzar, “fox” proviene de otro idioma, unido a un concepto americano precolombino, de nuestro país.

Se lo escribe en compás de cuatro tiempos, y posee una melodía bastante melancólica con letras que hablan de soledad, tristeza, abandono del lugar en donde se nace y también textos en honor a la madre, la vida en el campo y a la mujer.

A continuación insertaremos un fragmento de un fox conocido:

Como referencia sobre este ritmo cito el tema “Collar de Lágrimas” - en su versión original- del reconocido intérprete y compositor Don Segundo Bautista.

DANZANTE

Hace muchos años el Yumbo y el Danzante eran considerados como dos ritmos semejantes. Al parecer, a partir de la segunda mitad de los años cincuenta, en el siglo pasado, se establecen ciertas características que los define. El mismo término “danzante” no solamente hace referencia a la forma musical como tal, sino también a la persona que baila la danza; Se lo escribe en compás de seis octavos y se lo interpreta a una velocidad lenta, su ritmo es melancólico. Su origen es remoto y tiene raíces indígenas.


A continuación inserto un fragmento del “Danzante” compuesto por el ilustre compositor Pablo Freire Camacho, en 1982 para flauta y guitarra:

Se trata pues de una danza lenta escrita en compás de 6/8.

PASACALLE:

Este género es de carácter alegre, festivo. Se escribe en compás de dos por cuatro. En este ritmo existe variedad toda vez que se encuentra escrito en tonalidad menor con una modulación transitoria a mayor. Tiene una semejanza al pasodoble español

Con todo esto, hemos podido apreciar una más de las facetas de diversidad cultural en nuestro medio. Músicos extranjeros, tanto intérpretes como investigadores de la cultura musical han llegado hasta nuestro país quedando maravillados y han realizado comentarios muy interesantes respecto de la música ecuatoriana, que refleja una cultura de síntesis que nos es propia y nos dan un sello de identidad. A primera vista, elementos formales de la Armonía, una de las ramas formales de la Música, serían impracticables y sin embargo en nuestra música tradicional crean contrastes sonoros muy llamativos.

En su momento, compositores de la talla de Corsino Durán, Luis Humberto Salgado, Carlos Bonilla Chávez, Gerardo Guevara, Diego Luzuriaga, Pablo Freire, Terry Pazmiño, entre otros, han realizado una labor importantísima al rescatar los elementos más representativos de nuestras raíces musicales y llevarlos al pentagrama para que puedan ser conocidos en el mundo. Así mismo, sobre los arreglistas descansa actualmente una enorme responsabilidad al momento de recrear alguna de nuestras formas musicales: revitalizar la música ecuatoriana sin tener que utilizar transformaciones que eventualmente la degeneren pues también se trata de nuestro patrimonio cultural.

(*) Diego Pacheco Barrera, Licenciado en Artes Musicales, Área de Composición. Licenciado en Ciencias de la Educación, Especialidad Instrumentista Pedagogo en Guitarra


BIBLIOGRAFÍA:

CARRION ORTEGA Oswaldo: “Lo Mejor del siglo XX”. Editorial Duma
CORREA BUSTAMANTE Francisco José: “Cantares inolvidables del Ecuador”. Editorial Justicia y Paz. 1996. Tomo 1.
CÁRDENAS Eliécer: “”El Pasillo: música del alma”. Artículo. Diario El Tiempo. Sección Reportaje. Pág. 6 B, 26 de Sept. /1995. Cuenca.
FREIRE CAMACHO Pablo: “Danzante” (para flauta y guitarra) 1982. Quito.
GUERRERO TORO Juan Agustín: “La Música Ecuatoriana Desde Su Origen Hasta 1875”. Banco Central del Ecuador. Quito. 1984
PAZMIÑO TROTTA Terry: “Seminario sobre Música Ecuatoriana”. Universidad de Cuenca. Diciembre del 2004. Facultad de Artes, Escuela de Música. Apuntes de clase recopilados por Diego Pacheco.
Este material fue publicado en la revista "Cuenca Ilustre" en el 2007.


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